sábado, 14 de noviembre de 2015

ARQUITECTURA Y CIUDAD.- Top 5: Edificios más viejos de la ciudad de México.

Algunos con más de 500 años, sobrevivientes de terremotos, inundaciones y la celeridad de una cultura híbrida, dinámica y frenética.


1- Catedral Metropolitana de la ciudad de México.


 Apenas un año después de que los españoles llegaran a México y derrotaran a los mexicas, construyeron edificios llenos de simbolismo para los nuevos “miembros” de la Corona española. Algunos los erigieron sobre las pirámides más emblemáticas de los mexicas, otros en los alrededores, todos con mensajes e insignias de poder religioso o político.

Aunque por las constantes inundaciones (recordemos que la ciudad de México está construida sobre el lago de Texcoco) muchos de los edificios iniciales fueron destruidos, increíblemente, aún se conservan algunos vestigios con más de 500 años. Edificaciones llenas de historia y testigo de frenéticos cambios de una cultura que fue un híbrido obligado, una historia de subyugación y surrealismo.


 2- Palacio Nacional.


Si la Catedral Metropolitana, bajo el disfraz religioso, fue la corona de la subyugación, en el ámbito político lo fue el Palacio Nacional, que comenzó a construirse en 1522. Ahí Hernán Cortés construyó su residencia, simbólicamente ubicada en parte del antiguo Palacio de Moctezuma.

 
3- Colegio de San Ildefonso.



 Fundado en 1588 por los jesuitas como un seminario. Podría decirse que fue la primera universidad del país. Se convirtió en uno de los centros de estudio más importantes de México. Hoy es un intrigante museo con un rico acervo arqueológico.


4- Palacio de Minería.




Este fue uno de los primeros edificios en construirse como parte de las reconstrucciones por los hundimientos en el Siglo XVIII. Es considerado una obra maestra del arte neoclásico de América.

 
5- La Casa de los Azulejos.


Una de las esquinas del Centro Histórico es un sitio que brilla y hace brillar en su conjunto a esta zona por su originalidad y belleza: la Casa de los Azulejos. El lugar, inmerso en dos leyendas que le dotan de un singular valor, es hoy uno de los lugares más icónicos y bellos del DF.

La primera de las leyendas cuenta que esta casa, que perteneció primero en 1662 a Don Antonio Urrutia de Vergara, y que después fue heredándose entre sus descendientes, fue tapizada de azulejos por un desencuentro entre un padre y su hijo. Se dice que Luis de Vivero Ircio de Mendoza solía dedicarse únicamente a la fiesta y el ocio; por lo anterior, su padre le reprochó con el dicho que augura a que se espera un futuro fracasado, y le dijo: “Hijo, tú nunca irás lejos, ni harás Casa de Azulejos”. Luego de un tiempo, en un acto en el que comprobaba a su padre que su futuro de hecho sí era afortunado, el hijo mandó tapizar la fachada de la casa con azulejos.


Por: Eduardo Chávez
@ArquiMexico