Juan José Díaz Infante, fallecido en junio pasado, destacó por su aportación al México moderno con edificaciones innovadoras como la Bolsa Mexicana de Valores.
Imagen Cortesía Juan José Díaz Infante
El Colegio de Arquitectos del Distrito Federal rindió homenaje póstumo al “diseñador de espacios y sistemas” Juan José Díaz Infante, fallecido el pasado 12 de junio.
Esposa, amigos, familiares, exalumnos y equipo de trabajo de Juan José Díaz Infante, se dieron cita la noche del jueves 5 de julio en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
En el reconocimiento luctuoso participaron Fernando Méndez Bernal, presidente del Colegio de Arquitectos, Jaime Terrazas y de Allende, Jaime Flores Marini, Enrique Gamper, Juan José Díaz Infante y Francisco Díaz Infante.
Dolores Martínez Orralde, directora de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del Instituto Nacional de Bellas Artes dio apertura al homenaje presentando en video, la obra y los sueños del arquitecto Díaz Infante.
Destacó que fue un visionario y soñador, egresado en 1959 de la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM. “Multifacético en su ejercicio profesional contribuyó con su trabajo creativo en el desarrollo de la arquitectura contemporánea mexicana”.
“Desde su participación como representante oficial de México en el Encuentro de Jóvenes Arquitectos durante la Olimpiada Cultural de los Juegos Olímpicos de México 1968, hasta traspasar las fronteras como asesor de la NASA en proyectos de la primera estación espacial; pasando por su interés en la problemática de vivienda y la creación de la kaliskomía, Díaz Infante fue un visionario y soñador”, concluye Martínez Orralde.
Jaime Terrazas y de Allende, amigo, exalumno y discípulo de Díaz Infante subrayó la trayectoria del arquitecto como docente y fundador de instituciones educativas. Además de su aportación en la imagen urbana del México moderno, con sus grandes e innovadores edificios como el CibyBank, Hotel Emporio, el exclusivo centro asturiano, Edificio Probursa, la terminal de Autobuses de Oriente (TAPO) y la Sede de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), entre otros.
“Hablar de Díaz Infante es hablar de las modernas fachadas de grandes alturas de acero, de cristales curvos y colgantes, de elementos de plástico prefabricado, sistemas ecológicos integrados, de la teoría de la kaliskomía”, enfatiza Terrazas.
“En su casa y oficina, de la calle de Ámsterdam en la colonia Condesa, Díaz Infante, aplicó toda su teoría de la Kaliskomía y Mickey Mouse ocupó un lugar preponderante. Los invitados éramos recibidos por una rockola en donde se podía elegir la música de fondo que acompañaría todas nuestras reuniones.
Escalera de caracol de policarbonato que no iba a ningún lado, grandes esferas de estructura tridimensional colgadas –adornadas con flores de la estación que su esposa colocaba–, fueron el espacio donde nos compartió sus conocimientos del sistema de kaliskomía –donde se emplea menos materia a mayor velocidad de construcción– y la idea del sistema integral Disney”, finaliza Terrazas.
Para Carlos Flores Marini, Díaz infante deja un legado de amistad, modernidad, vanguardia, valentía y locura.
Así las cosas, Díaz Infante se ha ido, pero deja su sombra para todas aquéllas generaciones que ambicionan tomar riesgos para ser libres y vivir con toda intensidad la arquitectura y el diseño. “Podré llegar al cielo pero debo estar consciente que mi sombra dejare en la Tierra”, decía Díaz Infante.
Por Raquel Ochoa/ObrasWeb
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