Las construcciones históricas fueron diseñadas, a menudo, con características y sistemas sostenibles
Imagen cortesía de DOSSIER - Ixchel Estrada
Los edificios históricos dibujan el horizonte y alinean las calles de ciudades alrededor del mundo. Cada construcción tiene una historia única que contar y la historia de la civilización está bellamente ilustrada por esta rica línea de tiempo arquitectónica. Pero, al margen de ello, los propietarios y operadores de este tipo de edificaciones luchan contra los desafíos de los crecientes costos energéticos y los grandes presupuestos operativos, ¿cómo deben equilibrar la necesidad de mejorar el rendimiento de la construcción con la preservación histórica?
Actualmente, existen soluciones de alto rendimiento para los operadores de los edificios históricos de todo el mundo, desde tesoros ornamentales históricos, como el castillo de Praga, en la República Checa, el Kremlin, en Moscú, o el Gran Hotel de la Ciudad de México, hasta edificaciones emblemáticas que llegan al cielo, como el Burj Khalifa, en Dubái, o las torres Petronas, en Kuala Lumpur.
El enfoque de ‘edificios de alto rendimiento’ en la preservación histórica protege estos tesoros y los artefactos irremplazables que contienen, al mismo tiempo que mejora el rendimiento del inmueble. Cada día, los propietarios de los edificios históricos trabajan más para reducir los costos de operación y garantizar que los monumentos históricos logren la misión de la organización y se mantengan como una alternativa viable a nuevas construcciones, ya sea para la protección del arte de valor incalculable en el Guggenheim o el mantenimiento del confort de los pasajeros en la histórica Gran Estación Central, en la ciudad de Nueva York, el enfoque de los edificios de alto rendimiento proporciona a los operadores las herramientas necesarias para preservar edificaciones históricas en los próximos años.
Práctica sostenible
Cuando se toma en cuenta la increíble cantidad de energía y de recursos requeridos en la construcción inicial de los edificios históricos, la preservación de un inmueble es en sí misma una práctica sostenible.
‘Energía incorporada’ es la medida de la energía total que se dedica a un producto durante su ciclo de vida. Para una edificación, esta medida incluye los costos de energía asociados con la extracción de materias primas, la energía y el capital humano de la construcción de edificios, y los costos de energía de propiedad y operación.
Según el National Institute of Building Sciences, la energía incorporada de un edificio ya existente puede representar 39% del costo total de energía del ciclo de vida de la construcción. En otras palabras, para mejorar y reutilizar los inmuebles existentes, los propietarios pueden aprovechar 39% de esa energía dentro de la estructura –misma que se pierde al elegir una nueva edificación en su lugar.
Mejorar el desempeño
De acuerdo con un post en el ‘Green blog’ de The New York Times, en Nueva York (donde el sector de la construcción es responsable de 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la ciudad), hay una percepción pública de que los edificios más antiguos no funcionan cuando se trata de eficiencia.
Nos Menciona Jaime Jiménez (Director general de Trane México), precisamente debido a que se construyeron antes de que estuvieran disponibles la electricidad relativamente barata y los modernos sistemas mecánicos, los edificios históricos fueron diseñados frecuentemente con las características y sistemas intrínsecamente sostenibles, e incluyen iluminación natural, ventilación y cisternas de agua. Mejorar el rendimiento de estos inmuebles, a menudo se trata más sobre cómo incrementar el desempeño de los elementos existentes y no tanto de las renovaciones.
Sin embargo, al envejecer los edificios, los sistemas de construcción originales se deterioran y pierden eficacia. En muchos casos, los sistemas de construcción originales no pueden mantenerse al día con las exigencias del uso diario de las edificaciones modernas, tales como equipos de oficina, viviendas que producen calor, servidores de computadoras, alojamiento de altos niveles de tráfico peatonal, etcétera.
En tales casos, los expertos pueden requerir remplazar sistemas originales de construcción con calefacción moderna, ventilación y aire acondicionado (HVAC), y los controles para mejorar el confort y la calidad del aire interior de edificios históricos.
Consecuencias imprevistas
Los propietarios que buscan mejorar la eficiencia de los inmuebles históricos, tienen que estar conscientes de las posibles consecuencias no intencionadas de los esfuerzos de mejora. Por ejemplo, al añadir nuevas ventanas y aislante extra a una estructura más antigua, se debe tener cuidado para asegurarse de que existe una ventilación adecuada para evitar problemas con el moho y la mala calidad del aire interior y manejar los niveles de humedad.
Sin duda, los dueños de estos edificios cada día buscan soluciones innovadoras que garanticen que tanto los sistemas nuevos como los viejos trabajen en conjunto para mantener un ambiente cómodo y seguro para sus ocupantes, sin dañar la construcción; Por ello, los expertos en alto rendimiento ayudan a los operadores para analizar la utilidad del sistema e identificar los posibles efectos asociados con las medidas de conservación de energía (ECM, por sus siglas en inglés).
Vía: Jaime Jiménez Trane México.
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